Pero para nuestros queridos, adorados y respetados magistrados no es así, y sobre argumentos técnico-jurídicos (como debe ser) dan el aval a la empresa Infinito S.A. para que continue con las obras que destruirían 262 hectares de bosque.
Esto me deja claramente con una gran decepción en primer lugar porque la minería a cielo abierto nunca ha demostrado ser una herramienta efectiva para ayudar a los países en desarrollo, y si no entonces que me diga alguien ¿que país dónde se ha llevado a cabo proyectos de este tipo ha logrado avanzar sobre la base de la minería a cielo abierto? ¿Qué aportes les ha traido la minería a cielo abierto a los países, que podamos considerar relevantes?. Por otro lado las consecuencias ambientales son ya conocidas y un tanto obvias; y en un momento en que los líderes mundiales han quedado mal para conseguir un acuerdo en este tema no podemos jugarnosla para regalar unas 262 hectareas de abundante flora y fauna a costa de migajas, porque por lo general las ganancias que obtienen estas compañías se van a las arcas de las casas matrices y muy poco se queda en el país.
Entonces ¿cómo es posible que la ley no vea estas cosas?. La ley no tiene ojos y aquellos que se encargan de hacerla ver, parece que están ciegos. La ley no se preocupa, la ley no vela por el ambiente, la ley entiende poco de calentamiento global porque la ley no siente frío o calor, la ley no se enferma como nosotros, la ley no sufre como nosotros.
Y aquell@s quienes prestan sus ojos a la ley parecen estar viendo hacia otro lado -talvez buscandole las cuatro patas a la "mordida"- menos para el lado que vemos nosotros los ciudadanos costarricenses que creemos en la responsabilidad social y el bien común, en la Costa Rica de l@s "pura vida" y l@s "maes" que queremos desarrollarnos con sostenibilidad social-ambiental.
Que se diga que ahí donde hay un(a) tic@, se respira armonía ambiental. Defendamos nuestro país:
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